Viajando feliz y seguro con diabetes

Por: Dra. Raquel Faradji

Este verano tuve la oportunidad de tener un viaje único e inolvidable. Por azares del destino, me tocó hacer el viaje que iba a hacer mi sobrina con mi hermano: bajar a Phantom Ranch en el Gran Cañón del Colorado en mula. Este viaje había sido planeado con 13 meses de antelación. Cuando empecé a leer sobre el viaje, me di cuenta que iba a estar totalmente desconectada de la civilización, por al menos 36 horas, si no es que más.

Lo que más me preocupó es que un paciente se pusiera mal y yo no pudiera ayudarlo. Pero pensé que salvo que alguien estuviera por caer en cetoacidosis diabética por enfermedad o descontrol de la glucosa porque le dieran esteroides, cualquier otro médico podría atenderlo igual que yo. Todo lo demás, seguro serían cosas que podrían esperar una semana a que yo regresara de vacaciones y mi equipo les podría orientar.

Viajar seguros

El viaje fue espectacular y valió la pena cada minuto. Menos del 1% de los visitantes al Gran Cañón pueden hacer un viaje así. Lo cual me llevó a reflexionar sobre la responsabilidad que debe tener cada persona con su salud para disfrutar un viaje seguro. No importa qué condiciones de salud tengamos, uno debe viajar seguro. Yo, por ejemplo, vivo con intolerancia a la lactosa y al gluten, por lo que siempre viajo con pastillas extra de lactasa y con pan sin gluten o tostadas de maíz. Si alguien tiene asma, debe viajar con su inhalador…

Si alguien vive con diabetes, debe viajar con:

  • suficiente abasto de medicamentos.
  • glucómetro (si puedes llevar 2 mejor)
  • pilas de repuesto para el glucómetro
  • tiras reactivas de sobra
  • lancetas suficientes
  • sensores para medidor flash o
  • sensores para medidor contínuo y su respectivo cargador de batería y pilas extra (si aplica)

Si utiliza insulina (además de lo anterior):

  • cartera porta insulina, para resguardarla de los cambios de temperatura
  • insulina en pluma y/o vial de sobra
  • jeringas y/o agujas de sobra
  • glucosa, tabletas, gomitas, jugos, etc. en caso de hipoglucemia
  • kit de glucagon que sus acompañantes sepan utilizar y sepan en dónde encontrar.

Si utiliza microinfusora:

    • Sets de cambio de cánula y reservorios de sobra
    • Insertadores y cargadores del transmisor
    • Pilas de repuesto suficientes.
    • Plan de respaldo en caso de que el aparato falle:
      • insulina de acción prolongada
      • insulina de acción ultrarápida en pluma o vial
      • jeringas para el vial y agujas para la pluma
      • Por escrito un plan de dosis basal en caso de fallo, sus relaciones insulina carbohidratos y factor de sensibilidad.
 

¿Puede fallar una microinfusora de insulina?

Es indispensable que quienes utilizan terapia con microinfusora, estén conscientes de que es un dispositivo que en cualquier momento puede fallar o es posible que se dañe por alguna circunstancia que escape de nuestro control y deje de funcionar. Es por esto que por seguridad, quienes utilizan terapia con microinfusora siempre deben viajar con análogos de insulina de acción rápida y acción prolongada (y jeringas o plumas y agujas), para ser aplicados mediante inyección, así como conocer de memoria o al menos tener a mano por escrito su dosis de inicio aproximada…

Mi frustrante experiencia

Estando yo en la mitad de la nada, a un paciente que viajaba por Estados Unidos, le falló su microinfusora de insulina, ya le venía fallando… meses atrás ya le había dicho que tuviera insulina de acción prolongada en caso de que fallara… no tomó estas precauciones y viajó sin su plan de respaldo. Para evitar caer en cetoacidosis y requerir hospitalización, comenzó a inyectarse cada 3 hrs un equivalente a su dosis basal con la insulina de acción rápida que tenía a la mano. En Estados Unidos se necesita una receta de un médico con licencia en este país para comprar la insulina de acción prolongada, que además es 10 veces más cara que en México… no solo se dañó su microinfusora de insulina sino sus vacaciones y  me hizo pasar un muy mal rato en las mías cuando recibí sus mensajes… siendo algo que pudo haber resuelto por sí mismo, en unos minutos, de haber tomado las precauciones necesarias para cuidar su salud y disfrutar de un viaje con seguridad, considero que esto es negligencia del paciente.

Exceso de confianza en la tecnología

Estoy convencida, de que aunque la tecnología es una maravilla, cada vez nos ha hecho más dependientes, perezosos, confiados y menos precavidos. Si bien es cierto que resulta útil estar a un whatsapp de distancia para contactar con el médico y resolver un problema o emergencia real, algunas personas abusan de esta herramienta y no tratan primero de resolver situaciones sencillas por sí mismas, desde buscar en su historial o documentos la orden de análisis, o una receta, les resulta más cómodo escribirme un mensaje para que les recuerde lo que se llevaron por escrito, impreso y en digital en su consulta. ¿La primera opción es escribirle al médico? ¿En serio? ¿Total es buena onda, y siempre contesta rápido?. Mi objetivo inicial al abrir los grupos de whatsapp con cada paciente, era acompañarlos en la fase de ajustes al iniciar insulina, y fue bastante eficiente el sistema para facilitar resolución de las dudas que surgen sobre la marcha. Pero una vez que ya saben cómo resolverlas, no debería haber necesidad de contactar al médico, a menos que algo realmente se saliera de control, como una situación no previsible, que eleve rápidamente la glucosa y nos pueda llevar a cetoacidosis, por ejemplo, una apendicitis. Asumo mi responsabilidad, les he dado una herramienta de acompañamiento y algunas personas han abusado de ella. ¿Quizá, en vez de facilitar el empoderar a mis pacientes, cada vez los he hecho más dependientes? ¿Cómo conseguir un equilibrio entre el uso y abuso de las tecnologías para la comunicación?